samedi 2 février 2008

give chance a chance

Termina la carta lo mejor que puede, sin mucha confianza y con miedo de haberla llenado de clichés. "Después de todo, nos conocemos desde hace tanto tiempo, y somos amigos, y me gustaría conocerte más". Mete la carta en un sobre y mira la hora. Es demasiado temprano todavía y ella está demasiado ansiosa para pensar en algo más.
La tele solo ofrece matinales de verano, la ultima noticia de la farandula, por que es importante usar bloqueador, el tarot para la semana. Apaga y prende la radio, pero también está poblada por locutores tristemente incompetentes o noticias. ¿Es siempre así o es porque ahora está algo desesperada?
Abre el refrigerador y decide preparar el almuerzo aunque sean solo las 8 de la mañana, y pone la alarma para que no se le pase el cartero. Le divierte este pensamiento, pero lo desvía de inmediato para no ponerse nerviosa de nuevo.
Elige lo más complicado que sabe hacer; hace los ravioles, y mientras mezcla la masa en un ejercicio casi zen piensa en lo facil que será una vez haya entregado la carta. Prepara el relleno y rellena. Cuando saltéa las verduras para la salsa de los ravioles, la alarma suena y la hace saltar con un ruido desmesurado en una mañana tan silenciosa. ¿Habrá despertado a su mamá?
Apaga el quemador, con un pensamiento de fondo que dice "ya no quedará perfecto" y sale a esperar con la carta en la mano. El arrepenimiento el miedo encuentran cada vez más espacio en su mente y tres voces le aconsejan sobre diferentes razones. Pero el cartero ya viene doblando la ezquina en su bicicleta, ya no es tiempo para pensarlo.
"Hola," saluda alegremente el cartero "usted es la persona que más manda cartas que yo conozco".
"si, bueno..." antes de decir algo inapropiado le entrega la carta "esta es para ti. Leela cuando estés más lejos" dice con la cara enrojecida, pero aún mirandolo a los ojos. Inmediatamente se da vuelta y rapidamente, aunque sin ser ridicula, entra a su casa.